Recibimos una llamada sobre un perro que parecía “una bolsa de huesos sin pelo y con piel rosada”. Era una situación urgente y Palomo necesitaba ayuda inmediata. Comenzamos con una conversación con el dueño de Palomo. Le explicamos que las condiciones en las que se encontraba Palomo y la atención (o la falta de ella) que recibía eran inaceptables. El dueño finalmente accedió a entregárnoslo, pero fue un desafío incluso rescatar a Palomo. Estaba tan asustado y dañado por dentro y por fuera. Fue desgarrador y fue bastante agresivo con nuestro personal. Además de sus problemas de conducta, Palomo estaba desnutrido, tenía sarna, anemia y Ehrlichia. Con la atención brindada por NAC, los veterinarios locales y mucho amor y paciencia de su hogar de acogida, Palomo pudo recuperarse. Su familia de acogida lo adoraba y trabajó con un entrenador privado para ayudarlo a superar su agresividad y sus miedos y aprender a ser un muy buen niño. Fue adoptado finalmente por la misma familia de acogida y está viviendo su sueño como hijo único mimado. La chispa feliz en sus ojos regresó y se transformó en un perro guapo y leal al que nunca más se le hará sufrir…